Después del calentón de la última vez que escribí en este blog por la charla del chef sobre técnicas de adelgazamiento en un curso de
cocina japonesa que a mi entender y después de pensarlo en frío sigo sin
comprender, he decidido escribir otra entrada sobre el mismo tema, pero de una
manera más centrada.
Desde ese día me dediqué a investigar un poco más sobre este
tema, enviando correos electrónicos a mis profesores de la Universidad de
Cádiz, Universidad de Navarra y a la Sociedad Española de Dietistas y
Nutricionistas y esto fue lo que ocurrió:
La primera en responder fue mi profesora del Departamento de
Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Universidad de Navarra, que muy
amablemente me envió 12 estudios realizados. Me costó un poco traducirlos del
inglés, pero resultó ser muy enriquecedor.
Los estudios concluían que efectivamente se produce una
pérdida de peso con este sistema llamado Ayuno Intermitente, pero esto ocurre
con todas las dietas habidas y por haber. Hasta aquí nada nuevo, pero indagando
un poco más, parecía ser más efectiva en algunos casos en comparación con una
dieta hipocalórica, perdiendo tejido graso y ganando masa muscular. Pero los
beneficios tampoco son tan grandes como para decantarse por este sistema.
El segundo en responder fue mi profesor de Terapias
Naturales de la Universidad de Cádiz, donde confirmaba que era una variación
del clásico ayuno terapéutico y me la comparaba con las dietas detox actuales o
monodietas de frutas, utilizando de base el mismo concepto.
Por último me contestó el presidente del comité científico
de la Sociedad Española de Dietistas y Nutricionistas confirmando la existencia
de esta tendencia relativamente novedosa cada vez más creciente. Me comenta que
existen pocos estudios que profundicen en sus beneficios aunque existan algunas
publicaciones a favor, pero también hay publicaciones en contra, negando sus
ventajas. Que hace dos años, en un Congreso, estuvieron debatiendo sobre este
tema y las conclusiones no quedaron muy claras y me recomendaba que el juicio y
el sentido común del facultativo deberían primar sobre estas propuestas donde
no existe aún un consenso, siendo difícil de proponer y de mantener en el
tiempo a un paciente.
Viendo las respuestas de estos 3 lugares vuelvo a
desaconsejar el uso de cualquier técnica que se salte a la torera el principio
de individualización, ya que lo que le va bien a uno, no tiene porque irle bien
a otro, para eso estamos los profesionales, para filtrar y encaminar a cada
persona según su perfil.
Una persona con problemas de bulimia, anorexia, úlcera
gástrica, ansiedad, actividad física de fondo, con diabetes tipo 1, disfagia,
niños, embarazadas, lactantes y posiblemente alguna cosa más, no estaría recomendado
el uso de esta técnica.
Haciendo ejercicio físico adecuado se produce un gasto energético
y en conjunto con una dieta baja en hidratos de carbono y haciendo cenas más tempranas, puede hacer un efecto
parecido, manteniendo los niveles de glucosa bajos en sangre y produciendo
gluconeogénesis (creando glucosa a través del tejido adiposo) y sin tener que
estar pasándolo mal.
Como ves, no hay verdades absolutas en una ciencia como la
nutrición.
Hay que tener mucho cuidado con los charlatanes, esas
personas que hablan defendiendo una teoría sin tener en cuenta más datos que un
par de estudios realizados. A veces tiene que pasar unos cuantos años para ver
los efectos negativos de una técnica o medicamento en concreto. Hay que ser
prudente, no se puede jugar con la salud de las personas. La salud debe primar
por encima de todo.
Hay que tener mucho cuidado con los charlatanes, esas personas que hablan defendiendo una teoría sin tener en cuenta más datos que un par de estudios realizados. A veces tiene que pasar unos cuantos años para ver los efectos negativos de una técnica o medicamento en concreto. Hay que ser prudente, no se puede jugar con la salud de las personas. La salud debe primar por encima de todo. https://la-voz.net/cultura-chancay/
ResponderEliminar