Por regla general, cuando probamos algo, puede que repitamos
una segunda o tercera vez, pero ¿no te ha pasado alguna vez, que no puedes
parar de comer algo que sólo tenías pensado probar o ponerte poca cantidad en
el plato?. Esto es debido a una especie de sal sintética llamada glutamato
monosódico (E-621) que se utiliza como saborizante para mejorar o potenciar el
sabor de las comidas. De tal forma, que una vez que lo pruebas, puede que no
puedas parar de comer hasta terminarlo, aunque no tengas sensación de hambre,
ya que aumenta el apetito hasta un 40%.
Esta sustancia se extrae del alga laminaria japónica kombu y
se le conoce también como el quinto sabor. Osea, después de los sabores ácido,
amargo, salado y dulce que todos conocemos, aparece este sabor llamado “umami”,
que significa “sabroso” en japonés. Este sabor es muy perseguido en las comidas
asiáticas, de hecho, es un producto muy utilizado en la elaboración de comidas
en restaurantes chinos.
Existen alimentos que lo contiene de forma natural, siendo
en este caso un aminoácido no esencial que podemos encontrar en los tomates,
champiñones, quesos, carnes, espinacas, etc., pero no es este precisamente el
que nos interesa en este artículo ya que no produce ningún efecto a destacar.
El problema está en que al ser añadido a alimentos que no
son muy saludables, como en la elaboración de platos precocinados, pastillas de
caldo concentrado o en productos como los paquetes de papas, cereales,
galletas, salsas o sopas, comeremos mucha más cantidad de la recomendada,
haciendo que la hormona que controla el apetito, la leptina, no funcione con
normalidad y dé como consecuencia un sobrepeso u obesidad.
Su uso en Europa no está prohibido, pero si limitado a 30
milígramos por cada kilo de peso del consumidor. Una persona de 70 kg de peso
podría tomar un máximo de 2.1 gramos diarios. A partir de esa cantidad, podrían
aparecer dolores de cabeza, tensión arterial alta o niveles anormales de
insulina en sangre. Se considera seguro hasta un máximo de 10 gramos por kg de
peso y día.
Existen personas que son sensibles a esta sustancia,
pudiendo producir una serie de síntomas conocidos como “síndrome del
restaurante chino”. Estos síntomas pueden desarrollarse como dolor torácico,
enrojecimiento, dolor de cabeza, entumecimiento o ardor en la boca o alrededor,
sensación de presión o hinchazón facial y sudoración.
¿Cómo evitarlo?
En las etiquetas de los productos están obligados a poner su
composición, pero una vez más, buscarán la forma de ponerlo sin que el
consumidor pueda detectarlo, por eso, tenemos que estar atentos a las
diferentes formas en las que puede aparecer: ajinomoto, umami, GMS, MSG,
glutamato monosódico, sal china, potenciadores de sabor o saborizantes.
De cualquier forma, escogiendo alimentos frescos evitaremos
esta y otras sustancias añadidas de forma artificial, comiendo de una forma
sana y segura.
¿Sabías
que….
….
nuestro cuerpo controla la ingesta de forma inteligente?
…. hay
alimentos que te obligan a seguir comiendo aunque no quieras?
Publicado en el número 23 de la revista "De Reojo" de septiembre de 2018 en la página 26
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